Los casos de la fiesta electrónica Time Warp en abril de 2016 y del recital del Indio Solari en Olavarría en marzo de este año dispararon la tasa de la RC Espectadores y pusieron en el tapete la importancia que tienen las coberturas vinculadas con eventos y espectáculos. 

A nadie escapa el hecho de que no es lo mismo brindar cobertura para un show de los Rolling Stones que hacerlo para un concierto del español David Bisbal, cuya fama en términos de organización y comportamiento es impecable. Tampoco es difícil imaginar que existen claras diferencias entre un espectáculo en un estadio de fútbol y un recital en un teatro. Sin embargo, cuando se trata de definir quién debe hacerse cargo de los perjuicios ocasionados por la cancelación de un evento a causa de la laringitis de Mick Jagger o el golpe en la cabeza de Phil Collins, las responsabilidades no están tan a la vista.

Los lamentables casos de la fiesta electrónica Time Warp en la Costanera en abril de 2016 y del recital del Indio Solari en Olavarría en marzo de este año abrieron algunos interrogantes en relación con los alcances que hoy tienen en la Argentina las coberturas de contingencia vinculadas con la organización de eventos y espectáculos.

Algunos de los actores del ramo dialogan con Estrategas para echar luz sobre un negocio de complejo tratamiento que, según advierten, tiene sus particularidades, lo cual determina que sean pocos los aseguradores interesados en desarrollarlo.

DIFÍCIL SUSCRIPCIÓN. “En Federación Patronal tenemos un producto específico para la actividad, denominado RC Comprensiva Actividades de Eventos y Espectáculos, cuyo objetivo principal es considerar tercero a los espectadores únicamente como consecuencia de vicios, fallas o defectos de las instalaciones del predio donde tengan lugar los eventos, quedando excluidas las responsabilidades contractuales del asegurado para con los mismos”, explica Matías Decicilia, jefe del Departamento de RC de la compañía.

“Somos claros en este sentido dado que muchas veces se cree que este tipo de seguro cubre todo lo que suceda en un evento y no es así. Para todos los espectáculos exigimos documentación previa, poniendo más énfasis en aquéllos de mayor envergadura y en los cuales, de acuerdo a nuestra experiencia, el riesgo también es mayor. Es el caso de recitales de rock, eventos con fuegos artificiales, fiestas privadas y actos políticos. Entre la documentación que exigimos antes de otorgar cobertura se cuentan una inspección previa del lugar efectuada por la compañía, habilitaciones correspondientes, detalle de las medidas de seguridad, un croquis del evento y la experiencia del asegurado en el rubro. Llegado el caso de que esta documentación no nos convenza, declinamos la suscripción”, precisa el directivo.

El seguro en cuestión posee coberturas mínimas y obligatorias, tales como RC Básica; RC Incendio, Rayo, Explosión, Descargas eléctricas y Escape de gas; RC Carteles y/o Letreros; y RC Espectadores, así como otras coberturas optativas, como RC Suministro de alimentos; RC Carga y Descarga; RC Grúas, guinches y autoelevadores; RC Contratistas y subcontratistas; RC Obras civiles; y RC Cruzada.

“En nuestro caso, la cobertura de eventos nos resulta un nicho muy interesante para desarrollar”, admite Alcides Ricardes, CEO de ReSolutions, corredor de reaseguros de RiskGroup Argentina. “Se trata de un negocio que tiene sus condicionantes. Los tiempos para llevar adelante una propuesta están claramente especificados y si no se cumple con los mismos es imposible avanzar con la cobertura. En el caso de la cancelación de espectáculos por riesgo climático, hay una ventana de tiempo previa al inicio de los mismos (15 días) que determina o no su cobertura. Ese tipo de condicionantes tornan al negocio de difícil tratamiento, ya que se debe recolectar toda la información con mucha anticipación para poder proceder. Por eso no hay muchos que lo operen. Para nosotros es un nicho desafiante donde verdaderamente podemos mostrar valor en el asesoramiento al cliente, ya que es algo desconocido y que necesita de muchas especificidades”, señala el ejecutivo.

A su entender, el producto tiene por esencia dar cobertura a la no presencia del artista por alguna circunstancia asegurada por la póliza y tiende, sobre la base de las coberturas amparadas, a cubrir los gastos extraordinarios que se generan por la no presentación. Adicionalmente, hay riesgos ajenos al artista, como el climático, de conmoción civil, de terrorismo o de alguna ordenanza municipal o nacional que impida la realización del evento por motivos que van desde la falta de seguridad hasta el duelo nacional. “Por eso es básico –completa Ricardes- en este tipo de productos trabajar con tiempo. La realidad es que por lo general la información está; sólo hay que saber comunicar qué se necesita. La productora del evento, a los efectos de lograr las autorizaciones pertinentes de los municipios o del predio en cuestión, debe presentar una serie de papeles que no difieren de los necesarios para poder hacer la cobertura de seguros. De ahí que en la medida en que nos reunimos con toda esa información en tiempo y forma estamos en condiciones de salir a buscar coberturas, no sólo por la participación del artista sino también por riesgo climático”.

A MEDIDA. La cultura de cubrir espectáculos en la Argentina no está muy desarrollada, debido en gran medida a que muchas productoras no toman en cuenta que los eventos deben tener asegurados no sólo a los miembros de la organización sino además a los espectadores. Así lo confirma Abigail Domenget, gerente técnico comercial de Virtual Risk, grupo empresarial especializado en administración de riesgos y seguros.

“Hay contratos que son obligatorios, como en el caso de la ciudad de Buenos Aires, donde se exige un seguro de RC, otro de Caución por daños que pudieran ocasionarse a la ciudad y que estén relacionados con el evento y otros sobre las personas que ingresan y lo organizan. En ese sentido, la RC Espectadores aumentó considerablemente la tasa luego de los eventos ocurridos en la fiesta electrónica Time Warp celebrada en la Costanera y en el recital del Indio Solari en Olavarría. A modo de ejemplo, hoy una póliza de RC que cubre hasta 100 mil espectadores por 1,5 millones de dólares con sublímites por acontecimientos más altos, ronda los 20 mil dólares. Esto cubre el armado y desarme del evento, incluyendo a los contratistas que ingresan, que si bien pueden tener un seguro por lo general es insuficiente, ya que la mentalidad aseguradora en la Argentina es gastar menos y correr más riesgos. Por eso se debe cubrir desde el inicio del evento hasta su finalización tanto a los contratistas como a los organizadores y a los espectadores”, advierte la gerente.

“Existe una cobertura básica y la misma será suscribible de acuerdo a las características del evento”, agrega Juan Cruz Silveyra, director de Ayras, asesor de seguros generales especializado en Caución y Crédito. “Las cláusulas que se establecen y/o aclaran de acuerdo al caso son principalmente exclusiones, tales como Daños a los artistas, organizadores, empleados y/o equipos, Cancelación de espectáculos y/o no aparición del artista, Daños morales, salvo que sean a consecuencia de daños materiales o lesiones físicas, Reclamos de los expositores participantes del evento por lucro cesante y daño moral, Daños punitivos, multas y penalidades y Daños provenientes del consumo de bebidas alcohólicas”, enumera el ejecutivo.

“No obstante –aclara Silveyra-, la exposición a riesgo para un festival de rock multitudinario al aire libre, un show en un teatro de la calle Corrientes o un espectáculo en el Luna Park es muy diferente. Las medidas de seguridad y prevención son heterogéneas. El asegurado deberá suministrar el plan de contingencias junto con el protocolo de bomberos y ambulancias. Y, de ser requerido, el informe técnico sobre instalaciones eléctricas de corresponder por el tipo de evento. En el mismo sentido, el target de público que concurrirá al espectáculo es determinante al momento de analizar la suscripción del riesgo, porque el tipo de evento tiene una relación directa con el público y su comportamiento (estimado) y podría definir la no suscripción de riesgo o la exclusión de adicionales de coberturas”.

POSITIVO. Desde Federación Patronal Seguros confirman que el resultado de la actividad es bueno. “Aprovechamos nuestra experiencia en este nicho para ofrecer un producto a medida y a tasas de prima que intentan reflejar la realidad del riesgo. Esto, más el respaldo económico y financiero de la compañía, hace que seamos una de las aseguradoras más reconocidas entre los productores y organizadores de eventos y espectáculos”, recalca Decicilia. “Para mencionar algunos números, en nuestro último ejercicio emitimos alrededor de 4.000 pólizas/certificados con una prima aproximada de 11,6 millones de pesos, lo cual representa un incremento del 13 y el 108 por ciento respectivamente en comparación con el ejercicio anterior, mientras que la siniestralidad del último ejercicio no superó el cinco por ciento. Nuestra intención es seguir creciendo en este segmento, respetando tanto nuestra política de suscripción como la normativa vigente o toda otra reglamentación que surja a futuro”, admite.

“Las aseguradoras nos consultan por el negocio que brindamos como soporte facultativo, pero luego debemos discriminar el negocio propio de las productoras, que involucra otro tipo de gestión”, explica Christian Mazzei, adscripto a la Gerencia de ReSolutions. “Interpretamos la cobertura y sabemos cómo funciona, pero aprendimos que cada negocio tiene sus particularidades: hay que tener la emisión de la póliza en tiempo y forma (15 días antes del evento) y que se encuentre paga, poseer un plan de contingencia para ver cómo se llevará a cabo, saber la cantidad de espectadores que asistirán, evaluar las características del artista (no es lo mismo uno que recién inicia que otro con edad avanzada o con problemas de salud), anticiparse a los riesgos climáticos y, lo más complicado, discriminar cómo comprendemos la suma asegurada; es decir, si se quiere cubrir la ganancia, sólo el caché del artista u otros gastos indirectos, como la preventa por parte de la empresa que expende los tickets. Ese tipo de coberturas existen y las aseguramos”, afirma el ejecutivo.

SIN SHOW. La cancelación de espectáculos se cubre mediante una póliza conocida como no show, que también asegura el riesgo climático e involucra sumas muy altas, motivo por el cual requiere el respaldo de un reasegurador. “Para cubrir al artista se evalúa cómo viene su gira y si ha realizado cancelaciones anteriormente. Además, debe presentar un certificado de salud física y completar un extenso formulario (28 páginas), que muchos productores en la Argentina son reacios a hacerles llenar a sus artistas o a sus managers o bien lo presentan un día antes del show, con lo cual no hay tiempo para emitir”, explica Domenget. “Por eso –dice- el país está mal visto y tiene dificultades para conseguir reaseguros; por las deficiencias de la organización. Y tiene vedados para asegurar con no show a varios artistas ya sea por enfermedad, edad, comportamiento o antecedentes, entre otras cuestiones”.

“En el caso del Indio Solari, que se considera un ritual y no un concierto, lo cual modifica los términos de la póliza, no sólo estaban cerradas las puertas de salida sino además la cantidad de gente que podía ingresar era mayor a la cantidad de tickets que se podían vender. Todo eso, visto desde la óptica de un reasegurador internacional, determina que nadie tome seguros para ese tipo de espectáculos. Sobre esas coberturas hay que buscar en Londres o en Alemania y presentar un formulario bien armado (donde se explicitan los gastos de producción, caché y alquiler, entre otros), así como un desglose de cómo se va a producir, todas las habilitaciones correspondientes y el perfil del artista”, detalla la ejecutiva.

“De acuerdo con nuestra experiencia, un ejemplo de producto básico para espectáculos de bajo riesgo sería: RC Espectadores dentro de las instalaciones del predio asegurado; Bienes bajo cuidado, custodia y/o control, límite por evento y agregado anual; Contratistas y subcontratistas en exceso de póliza específica; Transporte de bienes; Incendio, rayo y explosión; Carga y descarga de bienes; Caída de objetos; Carteles y letreros y/u objetos afines; y Suministro de alimentos y bebidas, excluyendo los daños provenientes del consumo de bebidas alcohólicas”, describe Silveyra.

POR MÁS. Según la visión de los consultados, a futuro la actividad va a mantener un crecimiento moderado, como en estos últimos años. “Notamos que con el paso del tiempo existe una mayor conciencia aseguradora por parte de quienes producen u organizan este tipo de actividades”, revela Decicilia. “Incluso para ciertos eventos se requiere cada vez más una mayor profesionalización. Uno lo percibe al solicitar y recibir la información previa para cotizar el riesgo. A eso se suman las mayores exigencias –no sólo de seguros- por parte de las autoridades estatales, que son las que tienen el poder de otorgar las habilitaciones correspondientes y exigir mínimas medidas de seguridad, según el caso. No es menos importante aclarar que en estas actividades intervienen numerosos actores; no sólo hay que pensar en el organizador/productor; también, dependiendo del tamaño del evento, pueden coexistir varias empresas, como aquéllas encargadas de montar el escenario, suministrar alimentos y/o bebidas o manejar la seguridad, entre otras, lo cual implica una mayor responsabilidad por parte de ellas. Y es en esta circunstancia donde cada uno de estos actores ve la necesidad de contratar un seguro de RC para mantener indemne su patrimonio”, advierte el ejecutivo.

“En la medida en que siga habiendo cada vez más espectáculos locales e internacionales y que haya un mayor conocimiento de que existen estos productos, la demanda va a crecer”, estima Ricardes. “En ese contexto, la posibilidad de garantizar una cobertura de ganancia dentro de un mercado que no está en condiciones de brindarla es una clara ventaja competitiva. También lo es el hecho de conseguir mejores costos de reaseguro que en el ámbito local, ya que hay un mercado internacional muy blando y más competitivo que hace algunos años, sobre todo para muchos eventos de este tipo que se hacen a nivel de Latinoamérica. En nuestro caso, tenemos capacidades y reaseguradores dispuestos a operar en la Argentina en este tipo de negocios y también estamos cerca de algunas productoras. Por eso en la medida en que podamos seguir potenciando nuestra presencia en este mercado lo haremos sin dudar”, asegura.

“Los eventos trágicos que hubo en la Argentina dejan una huella difícil de borrar”, añade Domenget. “En lo que son espectadores, recién se está abriendo el panorama. Algunas compañías han empezado a asegurar, pero no eventos muy grandes, y las tasas son altísimas. La falta de habilitación del predio es uno de los mayores riesgos que tenemos. Por eso es lo primero que hay que cubrir. Por otro lado, las productoras deben analizar las pólizas que ya tienen contratadas los lugares donde realizan sus eventos. Tienen que ver cuál es el sublímite por acontecimiento o por persona y en función de eso acceder o no a la póliza. Y para eso se deben asesorar. De lo contrario, lo más probable es que si tienen un siniestro no estén amparadas. De cara al futuro, si se empiezan a exigir seguros obligatorios y una organización adecuada, las productoras deberán adaptarse o bien desaparecer. No obstante, creo que el negocio va a aumentar. Aunque para que lo haga en forma significativa falta desarrollar la conciencia de que la organización de un evento tiene que estar escrita; hay que tener un ingeniero en seguridad e higiene mientras se está armando el evento y lograr que desde la cabeza hasta el último operario sepan cuáles son los anillos de evacuación. El nicho puede crecer mucho en la medida en que haya concientización respecto de que un evento puede terminar en una tragedia, tal como ya sucedió muchas veces en nuestro país”, concluye la especialista.

Diego Fiorentino
Fuente: Revista Estrategas, http://www.revistaestrategas.com.ar/revista-678.html 19/9/2017.