Frente a un sistema energético colapsado y de costos en aumento, el cambio a la generación y consumo de “energías limpias” se volvió un asunto de agenda corporativa. Pero, fundamentalmente, es la reglamentación de la Ley 27.191 la razón por la cual las grandes empresas ya empezaron a trabajar en el tema.
La Ley de Energías Renovables, contenida en el decreto 531/2016 del pasado 1° de abril, pone sobre la mesa una cuestión de actualidad mundial y de especial importancia en Argentina: incorporar al mercado energético la oferta de recursos “limpios” (eólicos, solares, biomásicos).
A partir del 2018, el 8% de la energía que consuman los Grandes Usuarios deberá provenir de fuentes alternativas. Porcentaje que debería elevarse al 20% para el año 2025.
Ayuda económica
La reglamentación incluye también un detalle clave: la creación de un Fondo Fiduciario de Energías Renovables por $ 12.000 millones de Pesos, destinados a financiar los proyectos de generación que contemplen la venta de energías no contaminantes.
Cuando se contrasta este dato con la creciente reducción de subsidios que está aplicando el Estado, las energías renovables pasan a convertirse, de a poco, en una opción competitiva.
Ley de Renovables
Según afirman especialistas del sector, hay muchas empresas que están analizando ir por más y asegurarse porcentajes aún mayores de energía limpia en su matriz de suministro. Se trata de un proyecto que tiene que hacer sentido desde lo económico, pero también desde lo cultural.
Ahorros a mediano y largo plazo
Quienes operan en el mercado energético argentino afirman que las energías renovables pueden ser más económicas, tanto a nivel macro (para Estados y empresas) como micro (para usuarios particulares). Así mismo, consideran que cada uno de nosotros, desde su lugar, puede hacer su aporte para favorecer esta transición.
En algunos países ya quedó demostrado que la energía “verde” termina resultando más barata. Un ejemplo sudamericano es la vecina Uruguay, donde generar energía térmica convencional con combustibles importados cuesta casi el doble de lo que insume la generación de energía eólica. La apuesta que Uruguay llevó adelante, a favor de las energías renovables, ya le permitió generar grandes ahorros de dinero.
Sustentabilidad, trabajo calificado y crecimiento industrial
La ley 27.191 ya es Política de Estado. Expresa determinación frente a la crisis energética, pero también un desafío de interés público, mirando hacia las próximas generaciones. Es una apuesta en beneficio de recursos propios, de nuestro sol y nuestros vientos, sustituyendo fuentes importadas costosas y contaminantes. Su reglamentación indica el punto de partida de un cambio hacia una matriz energética sustentable y competitiva, hacia una economía productiva con desarrollo industrial y con puestos de trabajo de calidad.
energías limpias
El reemplazo de combustibles importados y costos para empezar a generar energías limpias se traduce en una garantía. Se trata de asegurar un abastecimiento confiable y a largo plazo. Pero, además, es un impulso al desarrollo de la industria nacional, en particular de las Pymes, así como a toda la cadena de valor de bienes y servicios que ellas generan.